Liberarse de la propia cultura cuesta muy caro. Por eso es tan importante tener una identidad propia, distinta, y una idea aproximada de nuestra fuerza, valor y madurez.

martes, 22 de diciembre de 2009

- El estado y la libertad -

Por el hecho de nacer, todos los seres humanos tienen el derecho natural a la vida y a las riquezas sociales. Ningún sofisma teológico o político hará creer a una persona mediananmente despierta que hay un fundamento de justicia o de derecho que aprueba la desigualdad económica y social de los hombres. Un niño, al nacer, según la clase o casta a la que pertenece, tiene ante si un porvenir brillante de posibilidades, de confort o de disfrute, o bien un porvenir de miserias, de trabajo bestial y de sufrimientos. Esto no es humano ni es justo, Y esto es lo que perpetúa el Estado historico, con sus leyes sus gendames, sus cárceles y sus ejércitos.



En una palabra querer la desaparición del Estado es queer la justicia en lugar de la inequidad, la solidaridad y el apoyo mutuo en lugar de la lucha egoísta de todos contra todos ; querer el progreso en luga del estancamiento; la paz en lugar de la guera; la razón en lugar de la fuerza; la libertad en lugar de la esclavitud.
El estado en otros tiempos pudo llegar a organizar vastas comunidades en donde el hambre no era conocida, y ningún ciudadano sufría privaciones, como en el imperio de los Incas, Se podía lograr eso porque el súbdito de aquel imperio era considerado como miembro de una gran familia, cuyo jefe, el emperador, disfrutaba de una confianza general y obraba en consecuencia.


Dudamos que la mentalidad contemporánea pueda adaptarse a las condiciones morales y espirituales de quellos pueblos. Por otra parte, incluso el paraíso de los profetas sería un lugar de tortura si para vivir en él hubiese que instaurar un régimende adaptacion forzosa; es decir, el más preciado de los anhelos sería un tormento desde el momento en que es impuesto o no consentido. Que el fascismo no se quiere, que el bolchevismo no disfruta más que de privilegiados, nos lo prueba el aparato policial y judicial excesivamente poderoso de esos dos ensayos.


Nuestra revolucion quiere transformar a cada individuo en el constructor de su propia vida. No queremos ser redentores de nadie y nuestro anhelos se cifra en romper las ligaduras que impiden al hombre ser dueño de sus acciones, de su pensamiento y de su voluntad.






diego abad de santillán, El anarquismo en América Latina.

1 comentario:

  1. Me parece que expresas de una manera bastante clara el sentir de una personas que piensa de una determinada manera, creo que es interesante como dejas en claro algunos puntos en las cuales se ven pasadas a llevar nuestras libertades, pero no debemos dejar en el olvido, la labor opresora que juega el Mercado, si bien a lo largo de toda la historia se nos ha hecho pensar que hay una contradicción entre estas dos fuerzas que aparentemente son de extremos diferentes, no es tan así, ya que muchas veces estos se complementan para generar una aplastamiento de nuestras libertades tanto individuales como colectivas, es más tomemos en cuenta que el Estado es el que perpetua el sistema de clases existente, pero con gran ayuda de este falso Dios posmoderno como es el Mercado con sus juegos, del cual sus premizas se convierten en positivas para la gente, de una manera filosófica, Si bien la Lucha es por la igualdad, la abolición del estado por si solo no nos garantiza que exista un cambio real, debemos abolir también los poderes del Mercado, no a través de un cambio institucionalizado, ni por medio de las migajas que da el Estado benefactor, sino a través de la organización popular de masas, tenemos que tomar nuestra libertad por nuestra cuenta, comenzar a ocupar los espacios que son para todos los seres vivos que habitan este planeta y comenzar a generar instancias autónomas, tanto economicas como políticas, donde la Libertad, la solidaridad, el apoyo mutuo, la justicia, la igualdad, sean los motores que guien nuestro actuar.

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Johann W. Goethe

“El orgullo más barato es el orgullo
nacional, que delata en quien lo siente la
ausencia de cualidades individuales de
las que pudiera enorgullecerse”.